Entre la maternidad y el emprendimiento
Este año lo comencé con la sensación de haberme perdido un poco entre mis roles de mami y emprendedora, os ha pasado? Esa sensación de vivir alerta, salvando el día en modo superhéroe. No se si os he contado pero el primer año con Aroa perdi 20 kilos, 20!, Sin quererlo, empecé a bajar de peso, primero los 12 que subí con el embarazo y luego 8, estaba muy delgada , recuerdo llegar al año de Aroa agotadísima , coincidía justo cuando empezaba a caminar, ufff. Fue una época durilla para mi, en la que me di cuenta que alimentarme bien era esencial, que ir a terapia con Silvia cada mes era lo que mi mente necesitaba para bajar la guardia y dejar de exigirme tanto, que pedir ayuda tenía que estar en mis planes para que mi maternidad no se me caiga a pedazos.
Así que empecé a confiarle mi tesorito a personas… me costó muchísimo porque lo que mi mente me decía en ese momento era: “Nadie va a cuidar a Aroa mejor que tú” pero a veces yo estaba tan tan tan hecha polvo que eso no era verdad. Aroa necesitaba a una Sandra feliz , divertida, animada. En unas de las sesiones con Silvia, mi psicóloga y amiga me dijo algo muy revelador: “Es importante que Aroa aprenda a ser tolerante, eso lo conseguirá relacionándose con diferentes personas y entablando vínculos de confianza, cada uno tenemos una personalidad , una forma de comunicarnos, más dulce, más jueguetona, más seria, más chinchosa, más tosca incluso. Tú Sandra, solo le puedes ofrecer la tuya y es genial, pero ella debe percibir que las otras formas también son validas y no pasa nada. Aroa se hará una nena que podrá entender a diferentes niños y tolerar mejor sus frustraciones y la de los demás “.
A mí eso me encanto, así que empecé a mirar a las personas con otro prisma, por fin baje la guardia, abrí mis manos y deje que mi tesorito salga y aprenda del mundo. Me emociono hasta ahora al recordarlo, porque para mí eso fue un antes y un después en mi maternidad. Al tener espacio para mi, empecé a recuperar fuerzas, recuerdo que me entregue de lleno en adaptar mi casa a la nueva etapa de Aroa, en hacerla más funcional, manejable y bonita, claro que si! Darle amor a mi casa me motivo mucho y empecé a dedicarle horas a mi proyecto samikay y lo renové, gane peso también, empecé a comer mejor y cuidar más de mi, gane fuerza y actitud y hasta tenía más paciencia. Cuando volví a hacerme autorretratos , éste en particular, me di cuenta que ya había vuelto, vuelto a sentirme femenina, libre, fuerte aún con todas mis fragilidades.
Para 2018 me pido que esa luz bonita que intento transmitir día a día con mi marca, no se pierda en mi y que recuerde que ser mami emprendedora esta super bien, siempre que Sandra lo esté también.